Estoy cabreada. Mucho. Estoy harta de que se asuma que si te cuidas, te interesa lo que comes, te interesa tu aspecto, el maquillaje, lo que sea, el mundo asuma que eres una superficial. Una alelada que, a la pobre, no le da para más la cabecita.
Hace unos días estaba yo viendo (más bien escuchando de fondo, estaba haciendo otras cosas a la vez, famoso multitasking) un vídeo de una maquilladora en YouTube y recibí el maravilloso input de que porqué perdía mi tiempo en ver eso, pudiendo ver interesantes vídeos sobre política internacional, macroeconomía o sociología. Ja. Gracias, no sabía que existían, me he pasado casi veinte años de mi vida reventándome a estudiar para alcanzar la excelencia académica y conseguir un trabajo súper top que me encanta precisamente viendo vídeos de Tati. Sí señor.
Muchas gracias. Necesitaba que alguien me ilustrara, me hablara del New Yorker, The Atlantic, The Economist. No sabía que existiesen Le Monde Diplomatique ni Monocle. Es que ni idea, oiga, yo solo veo a cuatro matadas de youtube que hablan de belleza y potis. A mí no me preguntes, sólo soy una chica.